El pasado mes de febrero sufrí la peor pérdida que puede tener un ser humano. Bueno, así lo creo yo. Perdí a mi madre. Al escribir esas palabras no puedo evitar que me invada el dolor y se me llenen los ojos de lágrimas. Lo hace más real. Qué les puedo decir, mi corazón está de luto.
A pesar de que ha pasado un poco más de un mes, aún se me hace difícil aceptar que ya no estará físicamente con nosotros. A veces me llega a la mente lo que nos dijo el pastor durante el velorio “ella duerme, ella está descansando.” Me tranquiliza un poco sus palabras (a veces) pero en esos días donde tengo el ánimo por el piso, la realidad es otra. La verdad es que No despertará jamás. Aún puedo escuchar los gritos de mi hermana implorando que abriera sus ojos una vez más.
Es sumamente doloroso ver como una persona que en su momento fue una mujer fuerte, luchadora y con los pantalones bien puestos, se consumió ante nuestros ojos. Luchó contra esa terrible enfermedad que es el cáncer y lamentablemente no pudo ganarle la batalla.
Trato de recordar algunos eventos que transcurrieron días antes de su muerte; alguna palabra o conversación, algún gesto, pero algunos recuerdos de aquellos días son muy vagos. Otros muy reales.
Recuerdo claramente su dolor y desesperación. Y nosotros sin poder hacer nada. Allí supe lo que es sentirse impotente. Solo podíamos acariciar su mano o cabeza y susurrarle al oído que ya la enfermera estaba por venir para administrarle el medicamento para el dolor.
Nuestro regreso a casa fue peor aún. Mi dolor era tan grande que no era capaz de hacer nada, ni tan siquiera dormir. En algunos momentos he llegado a sentir un poco de culpa o que debí haber hecho más. Quedaron cosas por decir pues no pensé que tenía el tiempo contado. Tal vez ese sentimiento es normal en estos casos. No lo sé. Pensé que tenía todas las respuestas y que estaba “preparada” para lo peor. Uno nunca está preparado para la pérdida de un ser querido.
Mi único consuelo es que ya dejó de sufrir. Estuvimos con ella hasta que dejó de respirar. No estuvo sola. Y por más dolorosa que haya sido su partida, nos dejó su legado. Ella vivirá por siempre en nuestros corazones. La siento, la sueño y sí, la extraño. No hay día donde no recuerde aquello que le gustaba; una canción, alguna comida, anécdota o un chiste. Ahora más que nunca aprecio esos pequeños detalles y quiero mantener su recuerdo vivo.
Ya después de un mes puedo decir que he comenzado a hacer las cosas cotidianas y poco a poco he aceptado su partida. En verdad quisiera hacer más. Pero mi estado de ánimo me lo impide.
Miro su foto en mi mesita de noche y sé que todo va a estar bien. Vamos a estar bien. Solo es cuestión de tiempo.
Me tomó casi tres días escribir esta entrada. Mis lágrimas me cegaban a tal punto que tenía que dejar de escribir. Pero creo que hacer lo que nos gusta es bueno para distraer la mente y para el alma. Este es el primer paso. Mi corazón se siente menos pesado. Espero en Dios que nos siga dando la fortaleza para vivir con esta pena.
Uao, bien fuerte este mensaje, espero que dios te colme de resignacion y sabiduria para aceptar su designio. Te quiero mucho
Gracias Mercedes. TQM!
Se lo que se siente y estoy contigo acompanandote en tu tristeza, a punto de cumplir 3 anos de la partita de mi padre aun sigo en el estado de negacion, no logro superarlo, dicen que el tiempo lo cura todo….. Espero que si poco a poco….
Gracias querida. Me alegra contar con el cariño y apoyo de ustedes. Siento mucho lo de tu padre. Estoy segura que algún día Dios no dará la fortaleza para aceptar nuestra pérdida.
Ay amiga! Yo tambien perdi a mi madre, y no hay un dia que no me duela su partida. No me pude despedir de ella. Fue muy bonito que estuviste con ella y le diste tu cariño y compañia, en sus ultimos dias. Nos toca resignarnos a la triste realidad!
Querida Mayito gracias a Dios pude estar con ella en sus últimos días. Tienes razón. Solo nos queda resignarnos y confiar que Dios nos dé fortaleza.
Querida amiga, pues te diré que es muy normal tu sentir, lógicamente no se irá de la noche a la mañana, es un proceso que dura una eternidad. Yo también perdí a mi madre a manos de la misma enfermedad, una mujer llena de vida, luchadora incansable y con 50 años perdió la batalla, y de verdad no puedo decirte otra cosa mas que trates de recordar siempre los buenos momentos, nunca el final. Piensa en lo grato, haz el ejercicio de que esos duros instantes no existieron o que fueron cortos, si los comparamos con su vida, su trayectoria, sus buenos momentos vividos. Todos vamos a morir, de una manera o de otra, pero vamos a enfocarnos en las alegrías SiEMPRE. Es duro, parece egoísta, pero no nos queda otra opción que seguir adelante y mantener su espíritu y su legado VIVO con el recuerdo, con las memorias, con el buen ejemplo. Oremos siempre por sus almas. Alabemos su vida y su huella en nosotros. Un beso enorme, te acompaño en tu dolor Kari!
Amiga gracias por esas palabras de aliento. Tienes mucha razón. Enfocarme en los buenos momentos me ayudará a sobrellevar mi tristeza. De nuevo gracias tocaya por tú apoyo.
Que bueno que has dado este paso a sobre llevar este dolor. Sabes que estare siempre disponible en lo que necesites.
Karina, lo lamento tanto, es un proceso dificil, por aqui estoy para lo que necesites!!! Un fuerte abrazo y mil bendiciones
Gracias Diana.
Hola Karina,mi más sentido pesame.Encontre tú canal en youtube y vine a visitar tú blog.Nunca pense encontrar una entrada así ya que yo también perdi a mi madre ya hace tres años y te comprendo muy bien.Querida si te sirve de consuelo pensa que pudiste despedirte,yo no tuve esa suerte mi madre se nos fue en un día también por una enfermedad que fue la diabetes.El dolor nunca se va pero se aprende a vivir con él y uno se queda con los buenos recuerdos vas a ver que con el tiempo las cosas mejoran y podras reflexionar mucho mejor mis mas sinceros saludos y que Dios te bendiga saludos